Hablando conmigo mismo. Palabras y mas palabras

Apendice al post de arriba.

Supongo que mis aciertos fueron fruto de la probabilidad subjetiva. 

No me gustan las ruletas electros tragaperras. 

Al primer acierto lo dejé porque a menos que se tenga una sucesión de aciertos, la bola te quita de nuevo con el siguiente pico espejo. 

No tenía tiempo de mantener una sesión más larga para ver que pasaba.

Pensar todos igual hubiera sido un lastre en las letras. Las artes plásticas. Las matemáticas. La física. La filosofía...

Siempre pensé que la uniformidad de pensamiento era un camino certero de avance especialmente en lo relacionado con el juego de la ruleta.

Luego, al comenzar mi andadura en los foros, sentía cierta inquietud al ver continuamente voces discordantes que a veces me parecían solo un intento de menospreciar al contrario y poner palos en la rueda del progreso ruleteril. Veía un caos. De hecho, un nuevo foro nació defendiendo la uniformidad de enseñanza.  Y... que equivocado estaba. No me duele en prendas reconocerlo hoy. Por lo que he ido comprendiendo y asimilando que la variedad y la discordancia es un camino al éxito.

La voz discordante es la cuarta pata de una silla. Hay que oírla y tenerla en cuenta aunque los matices y las formas al expresarla nos suene a troll.

La voz discordante hace que el progreso avance más rápido por muchos motivos y no hay que descartar uno que odiamos: que el discordante tenga razón y encima nos caiga fatal...

Dijeron. Decimos y diran que con el azar no hay certezas.

Pero ¿no será que eso se refiere a un solo evento? Entra en la sala un invidente y pone una ficha en el tapete a voleo. Gana o pierde y se va. En ningún momento tuvo certeza de nada. Si acaso esperanza y fe. Caridad no porque en ningún momento quería regalar su ficha a la banca.

Después de esta reflexión sí me casa el título de un tema; certezas conceptuales. Ya que puede haber certezas de algo en algunos momentos de un juego de mas de una bola.

Se ha repetido mucho que aislar un evento de los demás lleva a un resultado azaroso y por lo tanto sin certezas. Es más o menos lo que explico más arriba.

Muchos eventos forman una secuencia que al azar le daría vergüenza verlo si fuera inteligente. Si tuviera sesos y consciencia.

Le daría vergüenza porque se daría cuenta que queda al desnudo ante los ojos de la reflexión inteligente. Y claro, los inteligentes somos nosotros. Los que reflexionamos sobre todos los conceptos que desnudan a la señora y la deja en bragas.

Pero... habemos muchos que no vemos las prendas íntimas, o las visualizamos borrosas. O peor aun: no vemos ni a la señora azar.

Entonces ¿mostramos inteligencia al usar esas secuencias de más de una bola tomadas como un  compendio y no como eventos aislados?

Eso lo vamos a masticar de seguido...

Las agrupaciones de eventos afines por cualquier afinidad que uno quiera buscar se dan en el azar.

Esto ocurre porque...

Esto ocurre por la sencilla razón de que el azar tendría que pensar para ordenar constantemente los números de la ruleta, y no lo hace (de ahí también la ley del tercio).

En el batiburrillo de los eventos ocurridos se encuentra un caos ordenado. Ese orden del desorden, una vez será de esto y otra vez de aquello.

Se puede buscar un orden o afinidades de impares mayores y encontrarlo. Un orden o afinidades de negros de una docena etc.

En la variedad está el gusto. Quiero decir, que las posibilidades de buscar y encontrar afinidades efímeras depende más de la gestión que de que no las haya.

Lógicamente, hay un gasto de fichas o de espera paciente hasta dar con nuestro orden con alguna afinidad. Todo depende entonces de la pericia de juego. No es para todos. No es para quien pregunta donde va la ficha. No es para el que se rinde enseguida y cambia a jugar con las tripas.

Yo a veces hacía una reducción paulatina de números desde el último o últimos aparecidos hasta poner un pleno solo buscando afinidad en algun aspecto o rango con el último aparecido.

Créanme que funciona. No todas las veces pero sí lo suficiente como para ir subiendo por encima del eje cartesiano. Buscando cerrar en un pico acorde a lo buscado y a la caja.

Juego al 5 y primera docena.

15

Calle 5 docena 2

12

Docena 3 y seisena 2

24

Seisena 4 y docena 1

36

Repito juego

34

Uf¡ esto es azar pero... vaya dispersion.

Calle 12

36

Semi 32-35

35

Por fin.

El azar tira a boleo. Pero mis criterios no coincidieron con el azar. Entonces, hubo un estado a mi criterio llamado dispersión.

Esto es de primaria.

Jugar a la ruleta aplicando conceptos escogidos y estudiados tiene que tener ventajas estratégicas. Eso es lo que se busca. Y demostrar que esas ventajas son reales puede llegar a ser un acto de fe por lo arduo de esa demostración.

La practica y los resultados serán los avales de esa gestión con conceptos.

Si aconsejas a un novato en ruleta, éste puede que te escuche, o no.

—Hola señor jugador con conceptos.

—Dígame novato.

—¿Debo jugar en una sola mesa?

—Pues, yo te aconsejaría no poner todos los huevos en la misma cesta.

—!Ah¡ entiendo. Eso puede significar juego versátil. Pero ¿debo jugar todas las bolas?

—No es necesario novato. Puede  hacer un juego virtual en JF.

—Una cosa que me preocupa es si se puede jugar más de una ficha o ir aumentando...

—Eso es lo más interesante no abusar de la martingala. No buscar revancha en caliente. Meditar la próxima sesión. Cambiar de generador. Aceptar los fallos como algo natural. Estudiar como quiere gestionar los A y F. Y un largo etcétera. Para ese novato, esos consejos no tienen un valor real en el escenario de sus conocimientos.

Tiene que definir claramente cual es el concepto encerrado en cada consejo. De esa forma, lo conceptual pasa a ser norma práctica entendible.