Hablando de ruleta (continuación)

Este hilo será la continuación de "hablando de ruleta", donde la ruleta y el azar son los protagonistas principales, bien para comentar aspectos serios y a veces de calado o algún diálogo en clave de humor, pero siempre intentando alguna reflexión interesante para el jugador.

El motivo de abrir nuevo hilo es porque el anterior ya tiene bastantes páginas y no es práctico de manejar sobre todo a los foristas que no tengan mucha velocidad en sus terminales.

Saludos.

No hagas más el primo, la segunda docena no va a salir mas rápido porque tú le pongas el anzuelo en forma de fichas, es mejor que esperes a que saque la nariz y entonces...!Zas! le das varios zarpazos y sales corriendo.

¿No has oído hablar del JF? Ese invento que le repatea a la banca porque ve al jugador salirse del juego y no poner fichas en la manta verde, pero el apostante permanece con la barriga apoyada en el cómodo cantito redondo de la mesa, esperando no saben ellos qué (los de arriba),  quizá piensen (los de arriba), que el jugador está rezando y entonces mandan al camarero (los de arriba), a ofrecerle una bebida gratis (gaseosa de garrafón), para que espabile y de nuevo se ponga a tirar fichas al felpudo verde oscuro.

-¿Qué?... ¿J qué?...¿Zarpazo?...¿Felpudo verde oscuro? no entiendo...hablame en cristiano.

Pues nada. Quiero decir que no gastes fichas buscando lo que no sale. Espera a cuando aparezca y lo haga varias veces porque al azar le encanta las concentraciones después de las dispersiones (no siempre. esto para que los avanzados no me tiren piedras. lol), hacer Jf te ahorrará fichas. Hacer Jf te hace descansar. Hacer Jf te prepara un nicho de aciertos. Hacer Jf te...

-!Ah!...ya lo sé. Hacer Jf es no jugar mientras te tomas un cubata...!!Entonces para que vengo al casino! ¿Para estar parado como un pasmarote?

No amigo. Hacer Jf no es no jugar. Pero en fin; tú pon fichas en la mesa que ya viene el camarero con  la gaseosa.

Especulación barata

A todos nos ha pasado ver en el luminoso de una ruleta alguna tendencia llamativa y a la que se le hubiera sacado buenos réditos. 

Nos preguntamos como no lo hemos visto antes y la respuesta es ovbia; porque antes no se ve. 

En relación a intentar adivinar o ver unos resultados en forma de series o tendencias, u otro tipo de resultado peculiar, la estrategia puede ser la especulación. Ya sé que no digo nada nuevo, en realidad, todo juego es especulación pero el matiz que quiero añadir aquí es, buscar la forma de que especular nos cueste barato. 

Solo como ejemplo. Recuerdo que el forista Goodhand proponía una forma de especular gratis (ya sabemos que especular significa poner fichas en el paño, y aunque hagamos jf como especulación finalmente en algún momento hay que mojarse), y goodhand se refería a comprobar como estaba la racha de la banca y que para eso no hace falta apostar. 

A mi me surge la duda de que si observo la racha de la banca sin yo jugar, en realidad lo que veré será la racha de la banca en relación a los jugadores que juegan en ese momento y por lo tanto ellos ponen sus fichas en el tapete con algún riesgo. 

Es decir; quizá la racha de la banca (buena o mala), sea la consecuencia de la acción total de los jugadores que apuestan y no del que sólo observa, porque pudiera suceder que si ves que la banca tiene mala racha y entras a jugar, esa acción tuya modifique esa mala racha porque quizá la casualidad quiera que la bola no entre en lo que tú juegas y provoques el comienzo de una buena racha para a banca. 

Volvemos entonces a la especulación barata sin tener en cuenta la racha de la banca. 

Una especulación de bajo coste pudiera ser apostar por una racha dejando en el tapete la ganancia del primer acierto. Este actuar ya tiene un nombre antiguo que todos conocemos pero también se le llama redoblona. 

Si decides especular, por ejemplo, por la aparición de tres rojos, dejas lo ganado y recibes -en caso de poner una ficha inicial-, ocho fichas con una ganancia de siete, cada no acierto de la especulación representa una pérdida de una unidad que es en realidad una especulación barata. 

Aunque me dá a mí que ni el azar ni la matemática son tontas y se guardan un as en la manga (sabemos que en un plazo no muy largo la ruleta te quita proporcionalmente lo ganado) pero el jugador tampoco les vá a la zaga y tambien puede tener su cartita (especular en momentos escogidos) habrá jugadores que esto les represente tener un as y otros que no lo consigan.

Yo esperaba una bienvenida en portugués, o honkonés, o cantonés,  o mandarín por parte de la joven y guapa recepcionista vestida con atuendo típico chino tradicional y pómulos sonrosados, pero no, sus palabras deseandonos suerte y fortuna fueron en un perfecto inglés.

Entrábamos por primera vez en un casino de los muchos que funcionan en Macao y nos impresionó los grandes luminosos de colores chillones en mandarín,  la larga alfombra con motivos tradicionales chinos; numerosos dragones vomitando fuego rodeados de preciosas flores de loto.

Pero antes de relatarles lo que vi y experimenté dentro del gran salón de juego les cuento como llegue hasta Macao y cuales eran mis acompañantes.

澳門 Àomén.Macao.

A finales de los 90 los chinos siempre me comentaban que Macao iba a "volver" a china junto con Hong Kong, pero yo siempre tenía una pregunta; entonces ¿Qué va a pasar con los casinos de Macao? porque en todo el país de china es sabido que el juego está prohibido, y la respuestas era siempre la misma y que repetían como papagallos porque las decía su presidente de entonces: "Un país dos sistemas".

El 20 de diciembre de 1999 fue un día que no olvidaré y recuerdo bien que nos vestimos para una cena y ocasión especial por motivos de la incorporación a china de Macao. Tanto los compañeros de trabajo y sus familias y el jefe y su familia nos trasladamos a un local de Torrevieja (Alicante) donde se sirven comidas tradicionales de la región de wenzhou y allí hubo una celebración especial con la asistencia de más de cien personas incluyendo algunos españoles.

La noticia que más me impresionó por parte de mi jefe durante la opípara cena fue que yo estaba invitado a su ciudad wenzhou durante varios meses y que haríamos un visita a la cercana Macao y sus casinos. Días más tarde comprendí que tal invitación en realidad era trabajo (remunerado claro), pero que la visita a un casino de Macao sí que era una invitación en toda regla.

Macao se encuentra junto a la provincia de Cantón, a 70 km al suroeste de Hong Kong, y a 145 km de la ciudad de Cantón. El idioma oficial es el portugués y el cantonés, este último está ganando terreno y es el que más se habla actualmente. Tengo que decir que no entiendo cantonés pero sé cuando se habla y tiene un ritmo y musicalidad muy agradable, los finales de frases y muchas palabras tienen un acento muy pronunciado que recuerda al acento del habla mejicana y esto le da una dulzura de la que carece el mandarín.

Asi que desde el 20 de diciembre de 1999, Macao es una de las dos regiones administrativas especiales de la República Popular China (la otra es Hong Kong). Hasta esa fecha había estado bajo administración portuguesa durante casi 450 años (la cuestión de la soberanía es mucho más confusa). Como en Hong Kong, la Ley Básica de Macao garantiza el mantenimiento del sistema económico capitalista y de una amplia autonomía al menos hasta el 19 de diciembre de 2049.

En mi primera visita a china de 8 meses en 2000 no se cumplió la promesa de visitar Macao y sus casinos y eso que era fácil tomar pasaje en un barco desde Hong Kong, pero el trabajo es sagrado y trabajábamos ocho días a la semana como la canción de los Beatles.

En mi segunda visita de un año en 2005 tampoco fuimos pero de vez en cuando apagábamos la sed de ruleta en un tugurio ilegal de los muchos que hay y donde se sirven comidas exquisitas y prácticamente se podía apostar a la par que se come. Yo me reía mucho con un señor mayor de nuestra mesa de cena que con toda naturalidad ponía fichas en el tapete de color indefinido con los mismos palillos que comía sus tallarines o el arroz blanco y lo hacía con más habilidad si cabe que el croupier que a la sazón no daba importancia a esa rareza.

Algo interesante de eso lugares de juego es que son extremadamente pequeños, las mesas no tienen tope de apuesta y todas son de un solo cero. Estoy seguro que jugando a los sesgos mecánicos de aquellas máquinas se les podría sacar beneficio siempre que te dejaran apuntar números, pero estaba estrictamente prohibido hacer notas, y lo digo porque algunas incluso hacían ruidos raros al girar.

Fue en una estancia corta en china en 2010 cuando finalmente pude conocer Macao y dos casinos de los más de 40 que hay allí.

Durante la travesía desde Hong Kong hasta Macao de más o menos dos horas en un ferry muy moderno, estábamos expectantes y oteando el horizonte a cada momento como si hubiéramos apostado quien divisaba primero la ciudad de los casinos, pero lo más interesante fue que mientras tomábamos litros y litros de te verde hacíamos planes de como íbamos a jugar y qué haría alguno en caso de perderse del grupo. Finalmente ganó la opción que cada cual vaya a su bola y quedar a una hora fijada en la recepción donde suntuosos sillones de piel rodeados de plantas ornamentales de orquídeas raras esperaban a cualquiera que quisiera descansar o hacer un alto en su sesión para llamadas telefónicas, goglear etc.

Mi impresión habitual de una sala de casino e  España es mucho público occidental y unos pocos asiáticos, pero la sorpresa en Macao fue; unos pocos occidentales y muchos asiáticos sobre todo de la China continental. La mayoría de visitantes a los casinos de Macao son asiáticos de distintos países y el negocio total supera por mucho al de las vegas aunque en los últimos dos años el volumen de beneficios del juego ha bajado un 40% por la resecion en china que arrastra a los países limítrofes.

La llegada al puerto de Macao fue imprevista porque estábamos entretenidos jugando una partida de Mahjong (se pronuncia mayán) en la cual yo fui por mucho el que perdió más manos por mi poca práctica de ese juego tan popular en el cual cada jugador sabe la numeración de sus fichas por el tacto, al modo braille.

Amor ruletero

El camino del amor nunca es suave como una ola descendente, pero el mío es continuo para ti.

Tú eres la cota superior en las series de mi corazón.

Eres mi criterio de elección, y sabes que es verdadero.

Pero últimamente nuestra relación no está tan bien definida en chances. Y yo no tengo tu función exacta en el exel.

Voy a probar mi proposición de vecinos y estoy seguro de que hallarás que somos un grupo simple de chances de orden dos.

Estoy perdiendo mi identidad de juego, estoy obteniendo ganancias cada día, y sin pérdida de fractales
voy a suponer que tú sientes lo mismo.

Dado que cada vez que te veo, simplemente sacas un pleno, eres la imagen fiel de ti que he mapeado en mi tapete.

Pero cuando estamos concentrados (unidos, pegados, abrazados intimamente) verás lo que hay en mí porque somos un grupo simple de repetición de orden dos.

Nuestra permanencia se mantuvo estable, un lazo de amor asentado profundamente en equilibrio.

Pero entonces introdujiste una discontinuidad entre nuestras dos serialidades, ahora todo se ha complejizado en nuestros cilindros de amor.

Cuando nos conocimos, nos hicimos simplemente cuadros adyacentes.

Mi corazón está abierto pero es demasiado disperso.

Nuestro largo plazo ya estaba dirigido a tener un límite finito, en algún lugar del tiempo.

Vivo en el nucleo de una función de repetición de rango uno.

Desde mi juego ficticio, la imagen parece tan deprimente.

Porque todo lo que veo son ceros, es una trampa cruel.

Pero somos un grupo simple de orden dos.  

No soy el jugador más suave de mi clase, pero somos imagenes de rangos opuestos, yo y tú.

Asi que apliquemos nuestra permanencia personal de olvido al pasado.

Y seamos un grupo simple, seamos un grupo simple, seamos un grupo simple de orden dos o... ¿Por qué no de orden tres?

He demostrado ahora mi valía conceptual, como puedes comprobar con este hermoso bebé corto plazo.

PD.  ¿seguirá? voy a por más café.

Tengo pendiente contarles el final de nuestra visita a los casinos chinos de Macao. No sólo tengo apuntes sobre aquel viaje a las vegas orientales, sino que guardo en mis recuerdos cada detalle de nuestro ir y venir por aquellas salas de pasillos interminables, croupieras bellísimas y vestidas con distintos estilos y mesas, muchas mesas.

No he estado nunca en las vegas, pero creo que la emoción, el paisaje, el bullicio, música, filas y filas de máquinas slots, camareros y camareras púlcramente vestidos, bienvenida e invitación a bebidas y comidas, señor por aquí señor por allí, que desea el señor, lo está pasando bien el señor, la iluminación más moderna con luces Leds y paneles de video etc etc.

Déjenme que les relate la sesión de esa noche inolvidable con mis compañeros chinos...

Ya comenté muchas veces que el jugador profesional o semiprofesional no debe dejarse llevar por la parafernalia del casino, ya que ésta está pensada para estimular el disfrute y relajar los sentidos del cliente para que apueste sin ton ni son y gaste su dinero. Sin embargo en aquella ocasión me dejé llevar un poco ya que tenía un cheque regalo de mi jefe de 500 dólares, pero lo bueno es que me resulta imposible jugar por jugar (igual que a muchos de nosotros), y aunque jugué más fuerte de lo que acostumbro fue siempre usando la cabeza y los pocos conceptos que conocía en aquel momento.

En los casinos de Macao se pueden usar dólares, euros y yuanes -la moneda oficial de china-, pero también la pataca que sigue siendo la moneda oficial de Macao. Sin embargo en muchos casinos las fichas de valor están tasadas en dólares honkoneses.

Comenté que en esas salas hay infinidad de mesas de ruleta pero también otras muchas de otros juegos populares en china. Una característica del jugador chino en Macao es que casi no presta atención a las maquinas de juego electrónicas al contrario que en las Vegas, pero sí son muy aficionados al Baccará.

Tengo este pequeño relato guardado de hace tiempo para introducirlo en algún post y esta es la ocasión.

"Wang levanta el borde de la carta y ladea la cabeza para ver el número. Repite la maniobra con la segunda carta y, sin decir nada, las arroja boca arriba ante el crupier, que muestra las suyas. Luego llega una tercera para ambos, y dos mujeres y dos hombres que están sentados a su lado hacen un aspaviento de alegría. El empleado de la mesa de bacará cuenta con destreza la torre de fichas -16 de 10.000 dólares de Hong Kong- y le paga la misma cantidad: 160.000 dólares (16.000 euros).

La apuesta se repite varias veces. Wang (nombre ficticio) está en plena racha de buena suerte. A veces disminuye el número de fichas que coloca sobre el tapete verde. A veces no juega, y deja que una de las chicas se divierta y arriesgue pequeñas cantidades. Sus acompañantes lanzan gritos, intentando dar mal fario al crupier. Apuntan en un papel los resultados. Un mirón le hace sugerencias. Los supervisores de la sala, en el casino del hotel Lisboa -el más antiguo de Macao-, siguen sus movimientos.

Wang se dirige al los servicios y una vez allí de cara a la pared saca una ficha de su bolsillo izquierdo y se la tira a un mirón que se deshace en gracias. Es una costumbre que los más pobres merodean por los servicios para pedir unas fichas a los más suertetudos, de hecho los chinos creen que esta buena acción les da suerte".

Un guión. Un guión aprendido, eso es lo que soy.

Un guión con sistema de serie incluido. Un guión que quiero interpretar tal como lo ensayé en casa usando las lentejas que mi abuela había desechado, esta está negra, la otra esta desgastada, esa es una china (canto rodado piedrecita del zapato).

Un guión llevo aprendido. Un guión que me sacará de la pobreza y de la miseria.

Voy a perseguir cierto suceso frecuente; atacaré cuando vea tal cosa, pararé cuando vea cual otra y todo gestionado con un criterio tal, con X fichas ganadas me retiro y bla bla...

Tenía bastante claro el criterio de selección; Si la lenteja es negra apuesto a negro, pero... ¿y si es una chinita? Entonces también a negro. Vaya guión más cutre.

El éxito de mi empresa va a depender de que gestione correctamente;

"Atacar"

"Parar"

"Ir al bar a por mi vaso de leche..."

"Hacerme el distraído cuando pierda una tirada y comentar en voz alta que el casino nos tima"

Pero he aquí que surge lo imprevisto; mi proyecto, el cual yo consideraba perfecto, empieza a contaminarse con la inmensa información (molestias) que entran constantemente por mis ojos y por mis oídos, el moscardón de turno:

"Lo sabía...joder, tenía que haber puesto a negro"

"Señora no mueva mi ficha con los lola flores (colgajo de carne flacida que se balancea más arriba del codo.)" Que conste que la misma lola flores le puso ese nombre.

"Mira ese, parece un ropero abierto, cubre toda la mesa y no me deja pasar..."

A mi alrededor brotan constantemente señales y avisos que pugnan por entrar e interferir con mi guión.

Tengo un guión.

Tanausú.

De foro joker. Tema "el jugador habitual".

____________
_____

"Atacar"

"Parar"

"Ir al bar a por mi vaso de leche..."

Barrabas escribió:"Atacar"

"Parar"

"Ir al bar a por mi vaso de leche..."
 

Parar=JF ¿Y que se hace durante el aburrido JF? Ir al bar y otear desde allí las travesuras de mama azar.

Tengo un guión.

Lo primero que hay que hacer al llegar a Macao es elegir un casino porque el tiempo del que disponemos no permite visitar más de uno y a lo que venimos es a jugar y pasarlo bien, ganar si es posible también, y eso se puede conseguir en una sola sala y en una tarde noche.

Después de una ojeada y un paseo por la avenida, finalmente escogimos el que nos pareció más interesante por tener letras grandes de todos los colores en mandarín, como prometiendo que el interior va a tener ambiente chino. No nos equivocamos porque la primera bienvenida a nuestro pequeño grupo fue por una bella recepcionista ataviada con la vestimenta distintiva del casino y con motivos chinos; finos bordados representando pequeños pájaros de colores y flores de loto, la cual azafata nos obsequió con una bolsa de papel repleta de artículos varios que más tarde pude ver, algunos de ellos aun guardo de recuerdo.

Finalmente somos cuatro jugadores, mi jefe Xiang (david para los amigos) como de 30 años, dos amigos del jefe, Long (dragon) de 35 años, Steven Fu de 25 años y un servidor. Todos ellos se quedaron ojipláticos nada más ver la multitud de mesas de ruleta,  de Black Jack, de baccara y muchas más. En España solíamos ir al casino de villajollosa que aunque grande, nada que ver con lo que teníamos ante nuestros ojos por lo que la tarde y la noche prometía.

Sin embargo, los orientales son conocidos por practicar la paciencia y poner cada cosa en su lugar, por lo que nuestro jefe propuso hacer primero una buena merienda en uno de los muchos restaurantes del casino, invitación de la guapa azafata de la entrada.

Ya estamos en la sala bebidos (café y/o té verde), y merendados. Son aproximadamente las ocho de la tarde y pensamos que la noche será larga ya que no tenemos que volver a Hong Kong esa misma noche sino que pernoctaremos en el hotel del casino.

Todavía no sé cómo se escabulló del grupo Yu Xiang (David), estoy seguro que lleva mucho dinero y supongo que quiere jugar aparte. Los demás disponemos de distinta caja, yo tengo los 500€ de regalo de David y mis dos compañeros, Long y Estiven fu me dicen que tienen 1000€ cada uno en dólares de Hong Kong. En fin, supongo que al final de la noche me contarán sus andanzas. Yo como soy el mayor de los cuatro asumo el papel de padre protector, cosa que a mi jefe David no le gusta porque dice que ya es mayor para saber lo que hace, por lo que desde que estábamos en el barco no dejo de aconsejarles sobre distintos peligros para el jugador, haciendo incapié en no mostrar mucho el dinero y tener cuidado con las chicas busconas de jugadores que aparentan ser pudientes o que están ganando mucho. También les aconsejo sobre parar de vez en cuando y sobre todo no empeñarse en recuperar lo perdido en pocos lances a lo loco, es lo más que puedo hacer cuando me miran raro si les hablo de dispersión, concentracion y equilibrio. "O todo o nada", esa es la consigna que tienen mis compañeros y es a lo que nosotros llamamos suerte.

Hemos quedado a las once para la cena en una sala del restaurante donde sirve comida típica de la provincia de Wenzhou, la ciudad de mis compañeros.

Parece que la noche será tranquila... pero no.

Con mesas de hasta un mínimo de 1 dolar en apuestas dentro del paño, y 500 dólares en el bolsillo, alguien pensará que hay que ser muy zote para que la banca te quite todo.

En realidad, usar fichas de valor facial mínimo no da ventajas. Esa es mi teoría. Pero tampoco estoy del lado de mis compañeros que tienen la tendencia a calentarse y poner rascacielos de fichas en lugares mínimos del paño.

Sus números favoritos... sí, tienen guarismos favoritos cómo el 26, 28 y 29. Así que se obsesionan muy a menudo con el cuadro 25–29 afirmando que el número 25 rojo es solo un comodín en caso de fallo.

Yo no voy a ver esta noche sus juegos aunque podría ayudarles de estar a su lado. Les doy la razón en que ya son mayores de edad.

No es por presumir pero llevo tiempo estudiando el comportamiento del azar y no me obsesiono con números ni sectores. El pensamiento mágico es un estorbo en el juego de ruleta. Hay conceptos más racionales a tener en cuenta y usar con razonamientos en base a lo que se ve o en base a como va nuestro bolsillo.

El tiempo no es acuciante cuando se trata de la ruleta. Hay que tomar desiciones de forma sosegada y si no se está seguro de lo que hay que hacer, lo mejor es ir a tomar algo y quizá hacer algunos apuntes sobre nuestra estrategia.

Me da la risa cuando estoy tomando un café en el bar y me encuentra el compañero David. Me dice en tono burlón que aquí sentado no gano nada.

Eso ya lo veremos...

La primera impresión de estar en el paraíso del juego. El espectáculo maravilloso de decenas de mesas, pasillos que llevan a lo desconocido. El personal tan preparado, eficiente y servicial. Luces de todos los colores y un olor característico que se parece mucho al lo que huele un cine.


En un momento dado, todo eso se redujo a una impresión catastrófica mientras disfrutaba de mi cafe y David ya se había esfumado en una dirección indefinida.


Esa impresión rara afloró a mi conciencia al reflexionar sobre su significado: este monstruo quiere adormilar mi sentido común para que solo piense en poner fichas en los tapetes de muchas mesas.


Ese pensamiento me puso la piel de gallina y me entraron sudores fríos. Comencé a dar un valor añadido al dinero que unos minutos antes me quemaba en el bolsillo.


De nuevo David, mi jefe chino apareció como un fantasma no sé de donde y me comenta muy rápido, casi sin parar su trayecto a otra dirección; he perdido 1.000 euros pero ya veras que lo voy a recuperar con creces. Y visto y no visto desapareció sin darme tiempo a contestarle.


Mi compañero y jefe David habla perfectamente castellano, pero cuando usa giros especializados como "con creces" es que esta nervioso y preocupado. Normalmente, en su estado normal usa una jerga especial, mezcla de frases en español y mandarín. Yo a eso lo llamo espanchino y casi me gusta más que cuando da lecciones de castellano de academia.


Bueno, estoy a tiempo de coger el toro por los cuernos y hacerme fuerte antes de manosear y cambiar billetes de curso legal por fichas de plástico. Sí, muy bonitas, pero al fin y al cabo plástico que hace pensar al jugador que no es dinero real. Cualquier cosa que exista o imagines en los casinos del mundo, en Macao es más bonito y exótico. Por eso, hay que tener especial cuidado con el oropel, los brillos del lugar y el habla melosa del personal.

No tengo referencias ni idea de donde están los demás ni lo que hacen. Mejor así. Ya quedamos en que cada uno iría por su cuenta sin molestar a los demás. Después de todo cada cual tiene su dinero propio y puede hacer lo que quiera con él.

En principio no hay competencia. Hasta ahora todos siempre nos contamos la verdad y no hay reproches. 

Me tomo un segundo café aunque la camarera me aconseja un té especial de la casa. Me dice en mandarín —por indicación mía— que ese té templa los nervios y da poderes como los de Jakie Chang. Yo le contesto cortésmente que no quiero templar nervios y que necesito estar alerta. 
—En ese caso señor, le hago un café especial de la casa. 
—Me contesta con ademanes típicos orientales.

A pesar de que la sala es gigante, veo a los compañeros Steven Fu y Long en una mesa cercana de ruleta. En otra ocasión y lugar hubiera ido rápido a saludar, pero aquí prefiero pasar desapercibido ya que estoy anotando mi estrategia con tranquilidad. También anoto números de una ruleta que esta a 4 metros de mi mesa de café. Puede que no sirva de nada pero ver esa permanencia en papel me recuerda los vaivenes que hace el azar y asi no pierdo de vista con que me voy a enfrentar; con un ente azaroso que se mantiene dentro de los límites del universo 37 pero que tiene un comportamiento errático y predecible a la vez. 

Las mesas son en su mayoría de un solo cero pero también las hay con dos ceros. Yo voy a jugar en paños de un cero porque estoy acostumbrado.

Apurado mi café me levanto, y sin vacilación escojo una mesa de ruleta donde hay poco público.

No es casualidad pasar de querer fundir 500 euros y disfrutar en un casino exótico por una sola vez, a decidir jugar según mis normas y aprendizaje.


De todas formas lo iba a disfrutar igual. Jugar a boleo o según la impresión del momento, palpito, o como lo quieran llamar no me produce especial disfrute. Sí es más grato e interesante poner a funcionar mis neuronas mientras van saliendo los números de mi mesa.


Puede que sea la costumbre, pero deshinibirse mientras pongo fichas de plástico que son dinero no es exitante para mí. Cuando fallo una apuesta no me produce ninguna reacción negativa o desagrado. En realidad, el jugador no puede acertar cada apuesta. Gestionar los fallos y los aciertos sin emociones negativas es un camino difícil pero necesario para tener oportunidades grandes de ganar. O quizá no perder. Irse de un casino con el dinero del bolsillo intacto no es un fracaso.


No iba a comentarlo pero de nuevo vi (más bien él me encontró) al compañero David. Esta vez se paró a ver mi juego y decirme como de pasada que ya había recuperado los 1000 perdidos. Y que se disponía a finalizar con un golpe mortal a su mesa. Yo me alegré y le deseé suerte. Es curioso que usara esa frase ya que no creo en la suerte en el juego de ruleta. Tener suerte es ganar cuando el azar lo decide. Y son pocos los que ganan jugando sin ton ni son confiando que la ruleta les va dar aciertos porque sí.


Ya sé que es difícil demostrar que un juego pensado puede tener ventaja, pero es así. 


Con la visita de mi amigo a mi mesa tuve que parar para poner las ideas otra vez en orden y lo hice retirándome. Me senté de nuevo en al bar sin perder de vista mi mesa de ruleta, y esta vez dejé que la amable camarera me preparara ese té especial de la casa.

Como les decía, juego en mesas de un solo cero. Tengo la referencia de la ruleta francesa donde también se aplica la regla de Le Partage. Se devuelve al jugador la mitad de lo apostado con la salida del cero en las chances simples y sin que esa devolución quede prisionera en el paño hasta la próxima bola. Siempre he jugado así y no voy a cambiar hoy.


Aunque he anotado mi estrategia, no es necesario que lleve ese papel en mano. Voy de memoria y las manos las necesito para portar mis fichas si no consigo un asiento en la mesa. Por otro lado, me importa la velocidad de juego del croupier. Mucho público indica que el juego va a ser lento. Puede que para algún jugador eso sea deseable por su estrategia. También, una mesa llena de gente tiene inconvenientes para la gestión. El difícil acceso al paño y la influencia de jugadores de lengua fácil influye en la labor del jugador. Los chinos no son muy habladores con los extraños, pero en las mesas de ruleta se invierte esa característica. Yo prefiero mesas con algo de clientes y que el juego se desarrolle sin contratiempos. Una bola cada 5 minutos es mi ideal.


Hubo un tiempo en que pensaba que un juego muy lento, de una bola cada quince minutos por ejemplo, hacía que el azar olvidara lo último que hizo. Ahora me da la risa, sé que el azar no tiene memoria de lo que hizo en la última tirada. A lo más, "sabe" lo que ha hecho en el largo plazo. Y el largo plazo no se alcanza en una noche de tiradas de bola. Por lo tanto, mi juego será en cada bola, hacer una propuesta a la ruleta dependiendo de si he acertado o fallado.


Hacen un anuncio por el sistema de audio en inglés. Los que lo deseen están invitados en el restaurante lado Norte de la sala a pizza y bebidas. Hago oídos sordos porque quedamos a una hora los cuatro para comer un menú especial de la provincia de Wenzhou. Es un verdadero festín que no me quiero perder.


—Señorita, deme 200 fichas de color valor 5 dólares.
—¿Que color quiere el señor?
—Me es indiferente, no tengo preferencias.


En un minuto y después de haber recogido la mesa y pagado a los ganadores, me sirve mis fichas en cuatro montones de 50 que arrastra hasta mi lugar de la mesa. 


Yo me encuentro justo en la esquina adyacente con los números mayores, así que tengo que hacer un esfuerzo para poner mi apuesta a primera docena y la seisena 3. Un señor mayor que está a mi lado centra mis dos fichas en su lugar mirándome como pidiendo mi aprobación. 


—Gracias señor, me queda lejos.
—De nada, para eso estamos...

El primer juego de la noche no fue divertido. Es verdad que logré mi meta prevista, pero fue a costa de sacrificar el sentido lúdico, y me explico… 


Mientras hacía mi juego vi otras oportunidades y estuve tentado a cambiar de táctica unas cuatro veces –de hecho perdí dos fichas en sendas apuestas por impulso- y una equivocación por distraerme con una trifulca en la mesa de al lado, me hizo dejar de ganar dos fichas. A propósito, el problema de la mesa de al lado fue una disputa por una ficha de valor entre dos jugadores, algo bastante habitual, y es por este motivo que muchos crupieres insisten en que juguemos con fichas de color, para evitar las confusiones. En Macao también pasan la mano y dejan jugar con fichas de valor. Sobre todo con fichas de valor alto y si los jugadores son conocidos y habituales.


Es difícil mantener la atención en una sola mesa en una sala tan grande. Percibiendo tantos soniquetes de bolas rodando de otras mesas y las exclamaciones de los chinos tan dados al juego con las tripas.


Entre los jugadores habituales de ruleta, es común ciertas actitudes que invariablemente siempre les lleva a un mismo resultado. Y éste puede ser ganar o perder. Están los que necesitan cobrar a menudo, y si puede ser en cada bola –cosa a todas luces imposible-. 


Luego están los que ponen empeño en gestionar bien una serie de eventos y lo consiguen, pero al final se encandilan con las ganancias y no saben parar. O sea, se empecinan la mayor de las veces en algo que saben que está agotado (en esto va a entrar una gran mayoría de jugadores, incluso los que tienen cierta experiencia, y no es malo admitirlo. Es la naturaleza humana), y cada vez que se equivocan hacen propósito de enmienda. Sobre todo mis tres amigos que a propósito no sé que están haciendo. 


Esto demuestra que ganar algo es relativamente fácil. Porque la inteligencia humana puede poner en jaque a la máquina aleatoria en algunos "tiempos acotados", pero esa inteligencia está lastrada con algunos sesgos cognitivos que nos impiden acabar bien el trabajo.


Obviamente, estos impedimentos son variables en cada jugador y requiere esfuerzo adaptarse a una conducta apropiada al momento, que es lo contrario a divertirse y pasarlo bien. 


El Casino es sinónimo de fiesta, diversión y dejar correr la adrenalina. Sobre todo en casinos de Las Vegas y Macao. Y si alguien menciona la palabra trabajo se nos vienen a la mente los empleados: crupieres, camareros, ordenanzas, cajeros, personal de seguridad, etc. El resto está divirtiéndose, y divertirse cuesta dinero.


Hemos quedado en que tenia 500 Euros. En una sesión de ruleta y varias apuestas más, mi caja tiene 800 Euros. 


En cualquier otra ocasión eso sería suficiente para que me retirara, pero esta noche es única y especial. Probablemente nunca repetiré la experiencia.

Tomo un tercer café. No es porque sea gratis y además esté muy bueno. Sino porque lo necesito.  No dejo de manosear las fichas de valor que me pagó la croupier en mi última mesa de juego.


No hay rastro de David, Steven fu y long. Y a esto que pasando delante de una mesa de Black jack reconozco la voz de mi jefe. Más bien su risa, y me paro a mirar sin que él se percate de mi presencia. Parece que le va bien, o al menos eso me parece al verlo acariciar varios montones de fichas con actitud alegre. 


Me sentí atraído por su momento de suerte y estuve a punto de apostar en la misma casilla de mi amigo. Pero lo pensé mejor y desistí .


Mi deambular me llevó a una de las muchas mesa de Punto Banco. Ya había observado desde lejos en esa mesa que la baraja estaba empezada y el punto destacaba pero no mucho, así que decidí tantear un poco. Siempre me ha gustado jugar punto. Quise probar arriesgando solo 50 fichas. Empecé poniendo el mínimo que son fichas de 10 en esa mesa. En realidad, mi apuesta destacaba solitaria, todo el mundo apostaba a banco. La baraja finalizó con un destacado predominio del punto, así que jugando plano gané 20 fichas con las 50 que aparté. Son 100 euros más que sube mi caja a 900.


Pensé que 1000 seria un número redondo para esta noche Entonces emigré a otras mesas no sin antes intentar "espiar" a mis dos compañeros de juego que todavía no había visto. En ningún momento dijimos que esto estuviera prohibido.

En retrospectiva, les cuento la relación jefe y compañeros de trabajo en relación a mis acompañantes de esta noche en este casino de Macao.


No se pueden imaginar lo raro que se me hace colaborar en juegos con personal que le gusta la ruleta tanto como a mi o más si cabe, pero que ven una tontería estar en un foro donde se habla de jugar y ganar. Porque "es una pérdida de tiempo" y que lo que vale es ir al casino directamente a poner fichas a troche y moche o ensartar rascacielos sobre los números que nos gusten.


Sí, los orientales son trabajadores pero se las han apañado para llevarme al casino varias veces aunque al día siguiente estén soñolientos y deshubicados. Y aunque yo al ser medio jefe, puedo perderme, dormitar una siesta y luego ir a tomar café a una cafetería donde aprovecho para publicar las excelencias de nuestras mercancías; las luces led.


Sí, en adelante, no les vuelvo a hablar de los foros:


—¿Pero que haces allí?


—Hablamos de ruleta, cada cual expone sus ideas y su experiencia, y hasta se hacen amigos...


—¿Y que ganas perdiendo el tiempo así?


—Ya te digo, gano en experiencia, intercambiamos ideas, hacemos amistad...


—¿Pero ganas pasta?


—Eso no, hay otras cosas aparte del dinero, relacionarse, conocer gent...


—Pierdes el tiempo, déjate de foros y esta noche vamos al casino, estoy deseando ponerle un montón de euros al 29.


En fin, yo a lo mio. Siempre que tenga un minuto libre aprovecho para intercambiar ideas, también de foros vive el jugador.


Esta noche no voy a buscar más ganancias. Me quedo con mi caja de 900 que supone 400 ganados. Voy a buscar a mis compañeros, igual puedo ayudarles...

A pesar de la inmensidad de la sala, no me ha costado trabajo encontrar a los tres  amigos.


Cuando hacíamos planes para ir a Macao, también reflexionaba sobre  nuestras escapadas los fines de semana a los casinos. Seguramente a mis amigos les parecerá que jugar es un intento de ganar dinero usando la intuición, o vete a saber que otro concepto absurdo. Pero yo no tengo claro qué elementos uso debido a la inmensa información que manejamos en el foro que frecuento. 


Complicando la cosa el hecho de que nuestra mesa se pone lenta los domingos y paramos a discreción a tomar un te verde. Nos tropezamos con otros conocidos con la obligatoria parafernalia de chocar las manos y preguntar por las respectivas familias; "sí, mi tío viene a España y tengo que ir al aeropuerto... y bla bla..." Steven es de Pekin y habla un perfecto mandarín con acento de Pekín (el acento de Pekín se manifiesta por un sonido gutural suave que hace su sonido muy agradable).


—Steven, me voy a otra mesa porque tengo que cambiar de generador. 


—Digo yo intentando ser natural y cómo si cambiar de generador entre mesas de casino fuera un concepto harto conocido en las salas—


—!Que! ¿Cambiar que? Ah...vas al servicio...


—Noo, me voy a otra mesa porque ésta olvidó mis números y te aconsejo que cambies el 29 por otro.


—Hola Álvaro, yo también quiero cambiar de generador ¿Como va esta mesa...?


Un domingo de hace unos meses perseguiamos números de seisenas calientes. Salieron el 25 26 y 29 en cuatro tiradas. Acertamos el 29 y la gente comentaba que "casi seguro saldrán los seis de esa seisena" (las opiniones del público tienen las mismas probabilidades que la teoría del azar. Cosa muy curiosa que he ido descubriendo poco a poco)


Eso quería decir que la ruleta tiraría de "seguro" el 27 28 y 30 en pocos lances y mi amigo compartía esa opinión de la mayoría. Así que yo fiándome más de mi experiencia propuse poner por cinco bolas otra vez al 25 26 y 29 como plenos, por aquello de que si el azar va a tirar más la quinta seisena repetirá antes que completar los seis números.


A regañadientes accedió mi socio y si en cinco bolas no había acierto nos iríamos conservando una buena parte del acierto al 29.


Hubo suerte...¿suerte? ¿casualidad? Acertamos el 29 de nuevo y fue el único número de la quinta seisena que salió en esos cinco lances.


Mi socio me dice que "cual es ese sistema de cambiar de generador" que nunca lo vio. Yo puse cara de interesante y no contesté.


Pero ahora, mirando sus apuestas cuando los encontré esta noche de la experiencia en Macao, me doy cuenta que los montoncitos de fichas tapan el 26, 28 y 29. No salgo de mi asombro y prefiero esperar a que el croupier tire bola antes que se den cuenta de mi presencia...